La Media Maratón de BCN, que se realizó el pasado 16 de febrero, puso a prueba a miles de deportistas de todo el mundo.
Redacción. Hace dos años la media maratón de Barcelona en España, lo impactó por la ruta y la importancia de esa carrera pedestre. Esa vez fue espectador y sin pensar mucho tomó la decisión de poner en su agenda del 2025 la prueba ibérica, que cada temporada alberga a más de 30 000 deportistas de todo el planeta.
Ese fue el mayor reto de Guillermo Gonzalo de 71 años de edad, quien es oriundo de Buenos Aires, en Argentina, pero está radicado en Ibarra, Ecuador desde 1995.
















Este empresario y apasionado por el running empezó con los entrenamientos en mayo del año anterior. Sus escenarios para practicar fueron la vía perimetral sur de Ibarra y la laguna de Yahuarcocha.
“Empecé corriendo unos 200 metros, caminando y corriendo, con la lengua afuera. Pero luego completamos los 5 kilómetros y luego 10, fue todo muy progresivo”, dijo.
La única competencia que hizo antes de lanzarse a la carrera internacional, fue en Puembo, en septiembre del 2024. Raquel, su entrenadora, lo animó a que compitiera. Ella estuvo cerca de Guillermo durante su corta preparación.
Al principio nadie creía que iba a competir en España, ni su propia familia lo consideraba así.
El momento llegó
La hora de volar al Viejo Continente llegó y cuando pisó la ciudad de Barcelona no dudó dos veces y arrancó con sus prácticas. “Fue hermoso entrenar a orillas del mar Mediterráneo. Llegamos muy bien a la competencia”, dijo.
Guillermo, quien hace algunos años hizo carreras de velocidad, había estudiado la ruta de punta a punta. Su meta era completar los 21 kilómetros dentro de las 2 horas y 45 minutos.
El recorrido de la Media Maratón de Barcelona llevó a los corredores por algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, entre los que destacan el Arc de Triomf, el Passeig de Gràcia, la Plaça Catalunya, la Avinguda Paral·lel y la majestuosa zona del Port Olímpic.
Ese día llegó muy temprano a la concentración y como buen deportista hizo el respectivo calentamiento, sin descuidar ningún detalle. Asegura que nunca estuvo presionado, al contrario, estaba seguro y tranquilo de su capacidad física y mental para enfrentar por primera vez una competencia de esa distancia y magnitud.
Cuenta que salió en el último cajón de participantes, con una distancia de 500 metros del resto de su grupo. Para él lo más difícil fue superar una molestia en su rodilla, que se presentó superando los 10 kilómetros. Se paró seis veces para poder estirar y volver a su ritmo. El clima fue su mejor aliado, pues estaba a 12 grados centígrados.
“Estaba muy concentrado y solo escuchaba voces que me daban ánimos. Cada kilómetro lo disfruté. Nunca me desesperé “, manifestó.
Para él los últimos kilómetros fueron emocionantes ya que no llegó solo a la meta. Tuvo una grata compañía. Era María Cristina, una amiga de su hija Maggie, con quien cruzó la línea de llegada en medio de aplausos de los aficionados. Su cronómetro se paró en 3 horas y 10 minutos. Asegura que no estuvo nada mal su tiempo, a pesar del dolor en la rodilla que fue la que provocó marcar ese tiempo.
Al final recibió su medalla de participación que lo llenó de mucho orgullo.
Sus metas y reflexión
Una vez que cumplió su sueño en tierras españolas, Guillermo ahora buscará competencias en Ecuador. Por el momento descartó carreras de 21 kilómetros, y se centrará en distancias de 5, 10 y 15 kilómetros. La idea dice es disfrutar de este deporte en cada paso y kilómetro.
“Doy gracias Dios por haber podido participar y terminar la carrera. Fue una experiencia de vida desde el momento que tomé la decisión de competir”.
Este guerrero no se cansa de agradecer a su esposa Mónica y a sus hijas por el respaldo y a su entrenadora, quienes hicieron realidad esta locura deportiva, que lo marcó para siempre.